
Demencia vascular
La Demencia vascular está causada por alteraciones de la circulación sanguínea en diferentes regiones del cerebro, provocando una insuficiencia o privación de oxígeno. Los cambios cognitivos pueden aparecer a menudo de forma abrupta tras un ictus o accidente cerebrovascular, que produce una interrupción de la circulación en alguno de los grandes vasos sanguíneos. También puede desarrollarse de forma más sutil y progresiva, como resultado de la acumulación de pequeños infartos u otras alteraciones que afectan a la circulación de pequeños vasos sanguíneos, provocando una alteración cada vez más generalizada. El inicio por tanto puede ser más o menos brusco y la progresión es variable, porque está relacionada con la localización y la cantidad de alteraciones vasculares que se vayan produciendo en el cerebro.
A menudo, los cambios vasculares cerebrales coexisten con las alteraciones relacionadas con otros tipos de demencia, como la enfermedad de Alzheimer o los propios de la demencia por cuerpos de Lewy (DCL), dando lugar a lo que se denomina “demencia mixta”, cuyo curso y síntomas dependerá de la combinación de factores y causas que la provoquen.
No existe ningún fármaco específico para el tratamiento de la demencia vascular. El especialista puede recetar algunos fármacos indicados para los síntomas del Alzheimer. Los tratamientos farmacológicos de la demencia vascular serán también aquellos destinados a tratar las causas subyacentes, como la hipertensión, el colesterol o la diabetes. Por otro lado, es importante actuar para controlar los factores de riesgo que pueden incrementar el daño vascular cerebral.
Otro abordaje son las terapias no farmacológicas o psicosociales como es la estimulación cognitiva.
Es recomendable estar especialmente pendiente de posibles problemas cognitivos en personas consideradas de riesgo para este tipo de afectación. Estas podrían ser aquellas personas que hayan padecido o padecen ictus, hipertensión arterial, colesterol elevado, diabetes u otros factores de riesgo cardiovascular o dolencias que puedan afectar a la circulación sanguínea.
Los consejos para llevar a cabo una vida activa y saludable son particularmente relevantes, como sabemos, para la prevención de la demencia, y la relación entre la salud cardiovascular y un adecuado funcionamiento cerebrovascular es muy clara. Por tanto, es clave atender a los siguientes consejos (igualmente válidos para la Enfermedad de Alzheimer):
- No fumar.
- Limitar el consumo de alcohol.
- Controlar la tensión arterial, el colesterol y la glucosa.
- Llevar una dieta saludabley equilibrada.
- Procurar y mantener un peso adecuado.
- Realizar ejercicio físico de manera regular
*Fuente: Blog Fundación Pascual Maragall